Hace mucho tiempo soñé un sueño
que no quería recordar
los espíritus de todo lo bueno
perecían en el mar.
Las personas eran marionetas tristes
con sus hilos enredados
y una lluvia gris pintaba el mundo
cegando hasta a los libros.
Y ahí estaba yo,
en mi perdición, a la deriva
buscando alguna persona
que pudiese hablar todavía.
Pero el tiempo pasó apurado
y ni a mi sombra encontré
tan sólo a una paloma negra con ojos vivos.
Cuando me harté de sonreirles
a esas marionetas sin sueños
seguí las alas del ave
hasta la cornisa de un edificio.
Me paré en el borde.Miré el vacío.
La paloma cayó a medio vuelo, muerta en el piso.
Sonreí y salté al aire, haciendo lo mismo.
Ese hubiese sido un sueño triste
pero nunca lo fue.
Porque morí en el aire
nunca soñé.
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