El ciervo se lamenta
al borde del barranco
oye los sonidos del mundo
y manifiesta su llanto.
El pinguino, bañado de luto
mirando su negro asesino,
exala, intranquilo,
su ultimo suspiro.
El niño, mirando el rio seco,
los saltos de los peces,
rogando tu ayuda,
que, aunque sea, rezes.
La caida del arbol talado,
los gemidos del animal agonizando,
el llanto de la ballena herida,
El Grito de la Tierra llorando.
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